Jorge Ybarra Navia [sin permiso del Autor]
“Juanes disfrutará el privilegio del extranjero, que en esta Isla es mucho mejor valorado que los nacionales”. Yoani Sánchez, Generación Y, desde Cuba. El cantante colombiano Juanes anunció que cantará en Cuba.
Se trata de un concierto ¿apolítico?, lo que ahora llaman un “concierto blanco” en un país donde impera una dictadura hace ya cincuenta años. “La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima”, decía el sobreviviente del Holocausto y Premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel. Juanes tiene la autorización de las autoridades cubanas, sin la cual no le sería posible cantar en la Plaza de la Revolución. Juanes tuvo la gentileza de llamarme para pedir mi opinión.
Me dijo que quería cantarle al pueblo, le respondí que los cubanos necesitan libertad, no conciertos. Me dijo que quería llevar la paz a Cuba, le advertí que sería utilizado por el régimen de los hermanos Castro. Al otro día, el diario oficialista Granma publicaba la noticia, según Juanes, si n que el acuerdo estuviera finalizado.
Me volvió a llamar Juanes. Lo del Granma no fue suficiente para persuadirlo y por casi una hora me expuso razones cargadas de ingenuidad. Yo le repetí la letanía de crímenes contra el pueblo cubano que he escuchado una y otra vez en las voces de las víctimas y creí haberle trasmitido el dolor que llevamos todos los cubanos en el corazón. Juanes me dijo que se había reunido con Hillary Clinton. Le recordé que cuando el otro Clinton creyó que con pasos calibrados e intercambios culturales lograría cambiar la naturaleza criminal del régimen de Fidel Castro, la respuesta fue el derribo de dos avionetas en misión humanitaria, en espacio aéreo internacional. Cuatro jóvenes fueron pulverizados por los MiGs castristas y hasta la entonces Secretaria de Estado Madeline Albright dio una nueva dimensión al lenguaje diplomático. Después de nuestra larga conversación, pensé que Juanes era un idealista…un reflejo de sus canciones.
Eso fue hasta que vi las imágenes de Juanes en una conferencia de prensa en el año 2008 en Madrid, con un backdrop del ron Havana Club. Se trataba de La Vida Tour, auspiciado por la compañía cubano-francesa, la misma que originalmente le fue robada a sus dueños a nombre de una revolución. Juanes el idealista, promoviendo una compañía robada y ahora propiedad de un gobierno condenado por Naciones Unidas como violador de los derechos hu manos.
Juanes promoviendo una compañía propiedad de un país que figura en la lista del Departamento de Estado norteamericano, de países que auspician el terrorismo. “El sabor de Juanes, Havana Club, el culto a la vida”. Ya Juanes no me parecía tan idealista. El sabor de Juanes ya era de vómito. Yo no creo en la neutralidad, digo lo que pienso y he aprendido que alzar la voz contra las injusticias no tendrá notas cargadas de melodías, pero sí de dignidad.
Sentí una tristeza inmensa cuando leí en el Granma que Juanes había escogido el día de la paz mundial para cantar en un país responsable de fomentar las guerrillas que han derramado tanta sangre en Colombia. Me dio más tristeza aun la falta de solidaridad de Juanes con los artistas cubanos que les prohíben cantar en Cuba. Alguien me dijo: “Si fuera Uribe el que le prohíbe la entrada a Juanes, yo no iría a cantar a Colombia.” Eso se llama solidaridad, pero parece que la solidaridad no es uno de los ingredientes del “sabor de Juanes”.
Desde Cuba, el director del concierto, el trovador oficialista Amaury Pérez Vidal, consideró desacertadas mis opiniones. Las calificó de insolentes y a mí de intolerante. Realmente conozco poco de Amaury Pérez Vidal. Como cubana, no tuve que padecerlo. Y digo padecerlo porque en Cuba no existen opciones, hasta la música de los Beatles fue prohibida a pesar que el régimen vendía la idea de que Cuba era el primer territorio libre de America. Cincuenta años después, los cubanos no pueden entrar en hoteles construidos por compañías foráneas, para uso exclusivo de extranjeros, que sí pueden tomar Havana Club. Tampoco tienen acceso a la Internet o a una antena parabólica. Mucho menos libertad de prensa y de expresión.
En la Cuba de los Castro, los alimentos son restringidos con una libreta que llaman de abastecimiento y a pesar de la negativa a celebrar elecciones en las últimas cinco décadas, hay un Instituto de Alternativas Políticas, que se pudiera calificar como ciencia ficción.En el año 2003 entrevisté vía telefónica a Rosa María Sevilla, una madre cubana que le habían fusilado su hijo de 22 años, Bárbaro Ledón Sevilla. Lo arrestaron junto a otros dos jóvenes por intentar llevarse una embarcación para escapar hacia los Estados Unidos. Les celebraron un juicio relámpago y los fusilaron en 72 horas.
La entrevista fue una de esas donde uno solo escucha porque se quiebra la voz y no hay nada que preguntar.Entre lágrimas, María decía no tener consuelo: “Mi único hijito me lo mataron, nos tocaron la puerta a las tres de la madrugada para decirnos que lo habían fusilado. Nos botamos para la calle a dar gritos, se llevaron a mis hijas presas hasta las siete de la noche, no les dieron ni agua. Tengo el dolor más intenso de la vida, Mi mamá, su abuelita, es una viejita. El mundo entero tiene que saber que esto fue un crimen. Mi hijo no mató a nadie, no hirió a nadie. Mi hijito único de mi alma, me lo arrancaron de mi alma, mi hijito de 22 años. Ni el cadáver nos entregaron. Soñé que me lo traían y su papá me decía, vamos a acostarlo en la cama entre tú y yo, y dormir con él esta noche y mañana lo enterramos.. Me duele el corazón, me duelen los pulmones de tanto llorar.”
Uno de los que apoyó el fusilamiento en una carta junto a otros mal llamados intelectuales, Silvio Rodríguez entre ellos, fue Amaury Pérez Vidal, el director del concierto “apolítico” de Juanes. Poco tiempo después era condecorado por Fidel Castro.. Da asco que el testaferro de una dictadura sea el director del concierto de Juanes. Más asco da que pretendan engañar al público alegando que es por la paz. Pero lo que no entiendo es que lo que esos tres jóvenes negros se aventuraron a hacer, fue lo mismo que planeaba Amaury Pérez Vidal casi 15 años atrás, pero no tuvo el valor… huir de Cuba. Sin embargo, firmó la carta justificando que los mataran.
Entonces, ¿cómo es que yo soy la intolerante?
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