Pánfilo
By Luis Cino [foto del Blog de Guama]
LA HABANA, Cuba, agosto (http://www.cubanet.org/) - Me cuenta un amigo que sus niños, cuando se encontraban a Pánfilo por la calle, en una de sus borracheras de argolla, se asustaban con sus gritos, muecas y manoteo. Mi amigo conoce bien a Pánfilo, que vive en su misma manzana, en el cuarto de un solar de la calle Tercera, en El Vedado, cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Casa de las Américas. Un barrio inadecuado para un tipo como Pánfilo. O un tipo inadecuado para El Vedado, porque aunque digan lo que digan, aún es un barrio de “gente fina”.
Pánfilo era en El Vedado como una mosca en un vaso de leche. Y no precisamente por ser negro. Llevaba más de 10 años sin trabajar y escandalizando cuando se emborrachaba, que era casi todos los días. A eso se limitaba su vida desde que dejó de trabajar en la Flota de Pesca y empezó, como tantos, a rodar cuesta abajo. En otros barrios, vagos, borrachos y locos no asustan: son parte del paisaje. Puro folklore. Pero en El Vedado, donde viven muchos “pinchos” y extranjeros, y hay demasiados policías, el tipo estaba fuera de lugar. Era fácil de eliminar con un simple golpe quirúrgico.
El caso es que ahora Pánfilo (Juan Carlos González Marcos) está preso. Lo condenaron por peligrosidad social pre delictiva a dos años de cárcel. En el Código Penal cubano, la dipsomanía es delito. Pero todos sabemos que no lo metieron preso por estar fuera de lugar en El Vedado, o por emborracharse, escandalizar al vecindario y asustar a los niños. Esta vez a quien asustó fue al régimen y no exactamente porque le preocupe la existencia de tantos vagos y borrachos en el país.
A Pánfilo lo encarcelaron por decir, en un video que You Tube se encargó de que todo el mundo viera en Internet: “Jama, aquí lo que hace falta es jama”. Todos sabemos que fue por eso. Meterlo en prisión fue la venganza del régimen contra un hombre que con el valor que da el alcohol se atrevió a gritar ante una cámara de video prácticamente lo mismo que el general Raúl Castro en sus discursos reconoce sin ambages.
You Tube y los adversarios del régimen convirtieron a Pánfilo en un ciber-disidente famoso. El régimen, con su torpeza represiva y su paranoia, lo convirtió en héroe. En realidad, es sólo otra víctima de las circunstancias nacionales. Todos debemos sentir bochorno y culpa. Unos por haberlo utilizado con fines políticos. Los otros por un castigo tan desproporcionado y vil como contraproducente, porque, perdonen el cinismo, Pánfilo como prisionero político (¿alguien duda que lo sea?) es más útil para los enemigos del régimen que cuando se emborrachaba y gritaba en cualquier esquina que tenía hambre.
Pánfilo sólo puso su rostro, su voz y sus muecas de alcohólico a lo que dicen millares de cubanos, con tragos o sin ellos, a cualquier hora, en cualquier lugar de la isla, incluso en El Vedado y Miramar. Sólo que no lo gritan ante una cámara de video y no hay periodistas extranjeros por los alrededores dispuestos a anunciar que Cuba está al borde de un estallido social.
Por su parte, las autoridades y sus chivatos simulan que no oyen ni ven a los que dicen que “esto es un descaro y que aquí lo que hace falta es jama”. De lo contrario, tendrían que juzgar y encarcelar a media Cuba por decir algo que todos saben. Quizás con encarcelar a Pánfilo por peligrosidad creen que sea suficiente escarmiento…
luicino2004@yahoo.com
By Luis Cino [foto del Blog de Guama]
LA HABANA, Cuba, agosto (http://www.cubanet.org/) - Me cuenta un amigo que sus niños, cuando se encontraban a Pánfilo por la calle, en una de sus borracheras de argolla, se asustaban con sus gritos, muecas y manoteo. Mi amigo conoce bien a Pánfilo, que vive en su misma manzana, en el cuarto de un solar de la calle Tercera, en El Vedado, cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Casa de las Américas. Un barrio inadecuado para un tipo como Pánfilo. O un tipo inadecuado para El Vedado, porque aunque digan lo que digan, aún es un barrio de “gente fina”.
Pánfilo era en El Vedado como una mosca en un vaso de leche. Y no precisamente por ser negro. Llevaba más de 10 años sin trabajar y escandalizando cuando se emborrachaba, que era casi todos los días. A eso se limitaba su vida desde que dejó de trabajar en la Flota de Pesca y empezó, como tantos, a rodar cuesta abajo. En otros barrios, vagos, borrachos y locos no asustan: son parte del paisaje. Puro folklore. Pero en El Vedado, donde viven muchos “pinchos” y extranjeros, y hay demasiados policías, el tipo estaba fuera de lugar. Era fácil de eliminar con un simple golpe quirúrgico.
El caso es que ahora Pánfilo (Juan Carlos González Marcos) está preso. Lo condenaron por peligrosidad social pre delictiva a dos años de cárcel. En el Código Penal cubano, la dipsomanía es delito. Pero todos sabemos que no lo metieron preso por estar fuera de lugar en El Vedado, o por emborracharse, escandalizar al vecindario y asustar a los niños. Esta vez a quien asustó fue al régimen y no exactamente porque le preocupe la existencia de tantos vagos y borrachos en el país.
A Pánfilo lo encarcelaron por decir, en un video que You Tube se encargó de que todo el mundo viera en Internet: “Jama, aquí lo que hace falta es jama”. Todos sabemos que fue por eso. Meterlo en prisión fue la venganza del régimen contra un hombre que con el valor que da el alcohol se atrevió a gritar ante una cámara de video prácticamente lo mismo que el general Raúl Castro en sus discursos reconoce sin ambages.
You Tube y los adversarios del régimen convirtieron a Pánfilo en un ciber-disidente famoso. El régimen, con su torpeza represiva y su paranoia, lo convirtió en héroe. En realidad, es sólo otra víctima de las circunstancias nacionales. Todos debemos sentir bochorno y culpa. Unos por haberlo utilizado con fines políticos. Los otros por un castigo tan desproporcionado y vil como contraproducente, porque, perdonen el cinismo, Pánfilo como prisionero político (¿alguien duda que lo sea?) es más útil para los enemigos del régimen que cuando se emborrachaba y gritaba en cualquier esquina que tenía hambre.
Pánfilo sólo puso su rostro, su voz y sus muecas de alcohólico a lo que dicen millares de cubanos, con tragos o sin ellos, a cualquier hora, en cualquier lugar de la isla, incluso en El Vedado y Miramar. Sólo que no lo gritan ante una cámara de video y no hay periodistas extranjeros por los alrededores dispuestos a anunciar que Cuba está al borde de un estallido social.
Por su parte, las autoridades y sus chivatos simulan que no oyen ni ven a los que dicen que “esto es un descaro y que aquí lo que hace falta es jama”. De lo contrario, tendrían que juzgar y encarcelar a media Cuba por decir algo que todos saben. Quizás con encarcelar a Pánfilo por peligrosidad creen que sea suficiente escarmiento…
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